Los vientos azotan sin descanso el suelo del desierto en interminable y repetitivo ciclo. Varios metros por encima y concentrado en los instrumentos de su pequeño avión, Trec Smith realiza el trayecto entre las pequeñas y remotas localidades de Marree y Coober Pedy, en Australia Meridional. Al sobrevolar otra de las anodinas y desnudas mesetas que tapizan el paisaje, algo llama su atención. Algo que jamás ha visto antes pese a sus numerosas horas de vuelo por la zona. Dirige hacia allí su avión y mientras vuela en círculos admira incrédulo la imponente figura de lo que parece un cazador aborigen trazado en el desértico suelo. Fascinado concluye su viaje y corre a contárselo a sus vecinos. Es 26 de junio de 1998 y la vida de esta pequeña localidad está a punto de cambiar para siempre ¿será para bien o para mal?
Al principio nadie cree a Trec pero una serie de faxes anónimos comienzan a llegar tanto a periódicos como a negocios locales y a otros más remotos como al William Creek Hotel a unos 200 kilómetros de Marree. En estas notas se indicaba la localización exacta de la figura y otros datos que harían encender la imaginación de todos y darían el pistoletazo de salida a la búsqueda de cualquier información posible acerca de lo que pasó a llamarse El Hombre de Marree.
Fue entonces cuando los vuelos sobre el lugar se intensificaron y se pudo dar una descripción precisa de la figura, que parecía representar a un cazador aborigen esgrimiendo un boomerang o un palo de caza. La figura mide unos 2,7 kilómetros de alto y tiene un perímetro de unos 2,7 kilómetros. Lo que convierte a este geoglifo en uno de los más grandes del mundo. Algunos habitantes de la zona se acercaron al remoto lugar para contemplar la figura, pero es invisible desde suelo pues solo a vista de pájaro es posible admirar su magnificencia.
Si bien en los faxes nada se decía sobre el autor o autores de la figura, algunos en Australia comenzaron a sospechar de una autoría extranjera, estadounidense concretamente. Esto vino a raíz del uso de ciertas palabras no usadas por los locales. En las primeras notas se hablaba de La Gran Serpiente de Ohio, un geoglifo poco conocido fuera de los Estados Unidos, cosa que llamó la atención de quienes investigaban la autoría de El Hombre de Marree.
Las notas de prensa continuaban llegando, cargadas de pistas. Gracias a una de ellas, recibida el 16 de julio de 1998 se encuentra un tarro de cristal en un hoyo recién excavado cerca de la figura. Dentro se encuentran una foto satelital del geoglifo, una nota con la bandera estadounidense y referencias tanto a los Davidianos como al Hombre de Stuart, que es como se denominaba a la figura en los primeros faxes. Esta nota reforzó la teoría de la creación estadounidense, aunque no faltaron las voces que avisaban de que esas pistas podrían estar intentando desviar la atención de los verdaderos autores.
En enero de 1999 llegó otro fax anónimo describiendo una placa conmemorativa enterrada a cinco metros de la nariz de El Hombre de Marree. En la placa había una bandera estadounidense de 3 cm de largo y 2 de ancho junto con una impresión de los anillos olímpicos y la siguiente frase:
“En honor a la tierra que una vez conocieron. Sus logros en estas actividades son extraordinarios; una fuente constante de asombro y admiración”.
La cita había sido extraída de libro de 1946 The Red Centre, de Hedley H. Finlayson. En la sección del libro a la que pertenece la frase, se describe a los cazadores aborígenes de wallabies (un tipo de canguro) que usaban palos arrojadizos y en la que además hay fotos de cazadores de la tribu Pitjantjatjara.
Si bien todas estas pistas dejaban más preguntas que respuestas, el interés sobre la figura crecía cada vez más. Y este interés llegó a su cenit con otro de los faxes anónimos en el que se podía leer: “Durante las siguientes semanas se responderán de forma general a las preguntas: ¿Quién? ¿Por qué? ¿Cómo?”
Esto puso a todos los australianos en alerta sobre donde podía aparecer la siguiente pista, pero entonces y de forma totalmente inesperada la acción pasó de los remotos y áridos desiertos del hemisferio sur a los verdes campos de Inglaterra y es que allí llegaron los ya famosos faxes anónimos, instando a los negocios locales a buscar más información sobre El Hombre de Marree en otras figuras gigantes que hay por la zona. Y como se prometió, el “¿Por qué?” fue resuelto:
“Como beneficio permanente para el estado de Australia Meridional con la intención de incrementar el turismo y además honrar las actividades atléticas inherentes de los pueblos indígenas en las Olimpiadas de Sídney”.
Resuelto entonces el motivo de la creación del geoglifo, aún quedaban sin resolver muchas cuestiones así que la gente esperó más pistas, más faxes anónimos respondiendo a todos los interrogantes que orbitaban mudos alrededor de la imponente figura, pero estos jamás llegarían y todas aquellas preguntas quedarían en el aire, esperando eternamente ser respondidas.
Si bien El Hombre de Marree había sido acogido con buenos ojos por la mayoría de los australianos, los dos grupos aborígenes que se disputaban por aquel entonces, de forma legal, la propiedad de la tierra donde había sido creada la figura no estaban muy de acuerdo con que se hubieran profanado de aquella manera sus tierras sagradas. La tribu Dieri Mitha pidió que se borrara la figura y se persiguiera al creador, así como la prohibición del paso a vehículos e incluso se pidió prohibir los vuelos por encima del lugar. Debido a estas denuncias (y no como ocurriría en Utah) el gobierno de Australia Meridional clausuró la zona, aunque no prohibió los vuelos.
El otro grupo de aborígenes en disputa por la zona (y que a la postre serían declarados como dueños legales de la tierra), los Arabana, también denunciaron que en el lugar había importantes restos arqueológicos de su pueblo y que el artista podría ser perseguido por la justicia.
Pese a estos problemas legales el interés del público por la enigmática y gigantesca figura seguía fresco, especialmente a nivel local. Se especulaba frecuentemente sobre su autoría, destacando que, debido a sus proporciones, esta debió ser dibujada con tecnología GPS, que por aquel entonces aún estaba en pañales. Esto limitaba las posibilidades a la minería, los militares o incluso miembros de universidades.
Quizás algún artista contrató los servicios de una compañía minera que trabajaba cerca del lugar para crear su obra. En cuanto a quien podría ser ese artista, los habitantes de Marree lo tiene claro: Bardius Goldberg. Varios rumores han conectado al excéntrico artista de Alice Springs, ciudad del centro del país, con El Hombre de Marree. Primero se dijo que recibió unos 10.000 dólares australianos poco antes de la aparición de la figura y que comentó a sus amigos sobre un proyecto en el que estaba trabajando. Personas cercanas a él han declarado que mientras estaba muy enfermo en el hospital confesó: “No quiero que la gente sepa que estuve involucrado mientras aún esté vivo, pero dejé algunas pistas en el suelo que contarán mi historia”. Goldberg ya había creado grandes obras en el suelo del desierto de Alice Springs, pero nada comparado con la escala de El Hombre de Marree, para el cual sin duda habría necesitado ayuda. Bardius Goldberg murió en 2002 sin desmentir ni confirmar si tuvo algo que ver en la construcción de la figura.
Todas estas cuestiones, sin embargo, se fueron diluyendo, arrastradas por los vientos del tiempo, así como la propia figura se erosionaba con los vientos del desierto. Para 2016 sus contornos eran apenas visibles, pero el gigantesco cazador aborigen ya se había convertido en uno de los pocos atractivos turísticos del pueblo así que en agosto algunos dueños de negocios locales decidieron que era momento de restaurarlo. La tarea no fue sencilla incluso con la tecnología moderna, pero una vez más el misterio que rodea desde el comienzo a El Hombre de Marree, volvió a presentarse, esta vez en forma de un correo electrónico anónimo, la versión moderna de aquellos faxes y notas de prensa anónimos que tan famosos se hicieron. En el correo se adjuntaban las coordenadas exactas de la figura con una precisión de 150 milímetros totales en un área de 28 kilómetros de circunferencia. Esto solo podía significar una cosa: esas eran las coordenadas originales. Gracias a ellas y usando una motoniveladora el equipo de restauración concluyó su trabajo en once días.
Según el equipo, el geoglifo restaurado durará más que el original puesto que han creado surcos que atrapan el agua y favorecen el crecimiento de hierba que frenará la erosión. Con el tiempo esperan que la vegetación crezca y el contorno de la figura se vuelva verde.
Como podemos observar el interés sobre El Hombre de Marree ha crecido en los últimos años y buena prueba de ello es que en junio de 2018 el empresario y aventurero australiano Dick Smith reveló que había comandado un grupo de trabajo orientado a investigar a fondo. Este proyecto, sin embargo, había concluido al cabo de dos años sin ninguna novedad. Dick, impresionado por la falta absoluta de pistas, ofreció una recompensa de 5.000 dólares australianos (unos 3.000 euros) a quien tuviera alguna pista que llevara a identificar a los creadores.
La imagen pública de la imponente figura se ha ido transformando durante todos estos años para convertirse en una muestra artística apreciada por todos, incluso por el pueblo Arabana, dueño legítimo del territorio, que como vimos, al principio calificó al geoglifo como una profanación de sus tierras. No obstante, y como reconoce Lorraine Merrick, gerente de la Corporación Aborigen Arabana, en declaraciones a la BBC actualmente hay una “mezcla de sentimientos” hacia la figura. La corporación admite que ya se ha convertido en un icono. “Ya se encuentra ahí y uno no puede echar el tiempo atrás” declaró Merrick. “Así que para nosotros se trata de elaborar una estrategia clara para su futuro”. El pueblo Arabana incluso llegó a dar su visto bueno para la restauración de El Hombre de Marree en 2016.
Recientemente incluso el gobierno de Australia Meridional declaró formalmente que no iniciará ningún procedimiento legal contra los creadores si alguna vez son identificados.
No cabe duda por lo tanto que la icónica figura tiene un futuro brillante y que el misterio que siempre la ha rodeado seguirá atrayendo la atención de muchos durante años.
Es momento ahora de conocer qué impresiones te ha dejado El Hombre de Marree ¿conocías la figura? ¿Quién crees que pudo ser el artista capaz de crearla? ¿Debería haberse eliminado en su momento? Cuéntame tu opinión en los comentarios.
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