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  • David CM

Asesinatos de Hinterkaifeck

Andreas Gruber miraba con preocupación desde la ventana del segundo piso de su granja situada en Hinterkaifeck, Baviera. Desde allí veía con claridad el rastro de huellas que salía del bosque y se dirigía directamente a la casa en la que vivía con su esposa Cäzilia, su hija viuda Viktoria y sus dos nietos Josef y Cäzilia.

Pero lo que en realidad le inquietaba era la falta de huellas de regreso al bosque…

Unos extraños ruidos procedentes de la azotea rompieron su concentración. No era la primera vez que los escuchaba y no era la primera vez que subía para averiguar quién los causaba, sin éxito. Esta vez no cejaría hasta encontrar al culpable, fuera quien fuese y armándose de valor subió a la parte más alta del edificio. Sin embargo, y tras horas de intensa búsqueda por toda la propiedad, lo único que encontró fue unos arañazos en la cerradura del cuarto de herramientas.

Los extraños ruidos que se escuchaban por toda la granja, traían de cabeza a la familia Gruber, he incluso habían hecho huir despavorida a la anterior ama de llaves unos seis meses antes de la aparición de las huellas en la nieve.


La granja cinco días antes de la masacre. Fuente wikipedia

El señor Gruber había comentado estos sucesos con sus vecinos, añadiendo la extraña aparición de un periódico que nadie de la casa reconoció como suyo y la desaparición de un juego de llaves de la propiedad. Nada de esto fue reportado a la policía.

Totalmente ajena a estos extraños acontecimientos estaba Maria Baumgartner, la nueva ama de llaves, el 31 de marzo de 1922 mientras colocaba su equipaje en el armario. De fondo escuchaba unos débiles sonidos que parecían proceder del desván, pero ella estaba radiante de felicidad por entrar al servicio de la prospera familia Gruber. En aquel momento, Maria ignoraba lo que le había ocurrido a su predecesora. Tampoco conocía la inquietud de la familia y, por encima de todo, no conocía la fama que los Gruber tenían entre los habitantes de los pueblos vecinos… La pobre Maria tampoco podía sospechar que el primer día en su nuevo trabajo, también sería su último en el mundo de los vivos…


La familia Gruber. Fuente ranker.com

Pasaban los días y los habitantes de los pueblos y granjas de los alrededores se extrañaron por la ausencia de los miembros de la familia Gruber. No habían ido a la iglesia, en la que Viktoria era una de las voces más importantes del coro, y la pequeña Cäzilia no había ido a la escuela.

Para entonces el correo se había acumulado en la oficina por lo que el cartero se acercó personalmente a la granja, pero nadie respondió a sus llamadas.

El día 4 de abril un mecánico que fue al complejo para arreglar la maquinaria agrícola, estuvo un par de horas esperando a ser recibido por Andreas Gruber, sin embrago este no apareció por lo que se puso a trabajar. Después de cinco horas de trabajo, se marchó de la granja sin haber visto a ningún miembro de la familia.

Ese mismo día, un grupo de tres vecinos, entre los que se encontraba Lorenz Schlittenbauer, un antiguo pretendiente de Viktoria, del que hablaré más adelante, se acercó a la granja de Hinterkaifeck con intención de averiguar que había ocurrido con la familia Gruber. Cuando llegaron al granero y forzaron la entrada, se dieron de bruces con el horror. Bajo una pila de heno encontraron los cadáveres de Andreas Gruber (63), su esposa Cäzilia (72), su hija viuda Viktoria (35) y la hija de esta, también llamada Cäzilia, de siete años.


La escena del crimen, dentro de la casa. Fuente allthatsinteresting.com

Tras el shock inicial, una pregunta cruzó por la mente de los tres hombres ¿dónde estaba el nieto de Andreas? Sin pensarlo dos veces, se lanzaron hacia el edificio principal de la granja y allí encontraron lo que buscaban: el cadáver de Josef de 2 dos años parecía dormir aún tendido en su cama. Una sorpresa más aguardaba al grupo, pues el cuerpo sin vida de la nueva ama de llaves, Maria Baumgartner (44), yacía en el suelo de su habitación, todavía con la ropa de dormir puesta.

Un muchacho de los alrededores fue enviado en bicicleta a Wangen, el pueblo más cercano, para avisar a las autoridades y horas después llegó desde Múnich el inspector Georg Reingruber.

Para cuando llegaron los investigadores, la granja estaba llena de curiosos, incluso algunos de ellos se habían hecho fuertes en la cocina y daban buena cuenta de las provisiones de los Gruber. Toda esta afluencia de gente, derivó en un hecho ya clásico en otros casos del blog: perdida irremisible de pruebas clave para resolver el caso.

Fue ya al día siguiente, 5 de abril cuando el Dr. Johann Baptist Aumüller hizo las autopsias preliminares en la propia granja, determinando que las víctimas habían muerto por traumatismo craneoencefálico causado por un pico o una azuela. La hora de las muertes se determinó en la madrugada del 31 de marzo al 1 de abril. El único cuerpo que presentaba signos de estrangulamiento era el de Viktoria. La autopsia también determinó que todos habían muerto de forma instantánea salvo la pequeña Cäzilia, que parecía haber sobrevivido varias horas gravemente herida y que, por razones desconocidas, se había arrancado mechones de su propio pelo mientras agonizaba.

Una de las características de la escena del crimen que más llamó la atención de los investigadores, fue el hecho de que todos los cadáveres estaban cubiertos de algún modo: los del granero, con heno, el de la criada, con sábanas y el de Josef, con una falda de su madre.

Tras su análisis sobre el terreno, los cadáveres de la familia fueron decapitados y sus cabezas enviadas a Múnich para ser examinadas por un grupo de clarividentes, que no aportaron ningún dato relevante a la investigación…

Nunca se pudo esclarecer lo que realmente ocurrió aquella terrorífica noche en la granja de Hinterkaifeck, pero la policía supuso que Andreas, su esposa y su hija Viktoria fueron de alguna manera atraídos hacía el granero, donde les asesinaron de uno en uno. Tras esto, el autor o autores dirigieron sus pasos a través del manto de nieve a la casa donde acabaron sin pestañear con la vida de Josef y de Maria, el ama de llaves.

Teniendo en cuenta el episodio de la anterior ama de llaves, y la época en la que comenzaron los sucesos misteriosos en la granja, el autor de los asesinatos debía llevar escondido en la casa unos seis meses.

De inmediato, los investigadores comenzaron sus pesquisas, para lo cual interrogaron en primer lugar a los habitantes de las casas cercanas. Lo que estos relataron dejó muy intrigados a los policías y es que varios afirmaron que después del 31 de marzo, día de los asesinatos, vieron salir humo de la chimenea de la granja durante todo el fin de semana. Además, en la casa, había claras evidencias de que alguien había estado comiendo e incluso usando una de las camas mientras los cadáveres de la familia se pudrían a su alrededor.

Por si esto no era suficientemente extraño, el ganado y demás animales de la granja estaban convenientemente alimentados e incluso las vacas ordeñadas. Los investigadores, al encontrar al perro de la familia ladrando en el granero, supusieron que había sido atado allí por el asesino, o asesinos.

El arma del crimen no fue hallada por ninguna parte de la casa, al menos de momento.

Después de las pesquisas iniciales, la policía comenzó a pensar en los posibles móviles del crimen y el robo fue su primera opción, puesto que la familia Gruber gozaba de una buena posición económica. Varios hombres de la zona fueron denunciados e investigados en relación a un posible robo, pero nunca se hallaron pruebas suficientes en su contra y además en la granja se encontró mucho dinero en efectivo y joyas.

Se centraron entonces en un crimen pasional, y fue entonces cuando empezó a sonar con fuerza un nombre que se convertiría con el tiempo en el mayor sospechoso del caso: Lorenz Schlittenbauer. Su inclusión como sospechoso y la posterior investigación, sacarían a la luz la inquietante vida privada de los Gruber.

Lorenz Schlittenbauer, además de formar parte del grupo de tres hombres que descubrió los cadáveres, era un antiguo pretendiente de Viktoria Gruber. El vínculo con la hija de Andreas Gruber iba más allá de un simple noviazgo, y es que oficialmente Lorenz era el padre de Josef, el hijo de Viktoria. Y digo oficialmente porque todo el mundo de los alrededores sospechaba que el verdadero padre de Josef era su abuelo Andreas…

El patriarca de la familia Gruber era considerado por sus vecinos como una persona arisca y malhumorada. Definitivamente, Andreas Gruber era bastante impopular por la zona. Su reputación empeoró más incluso, cuando fue acusado de tener una relación incestuosa con su hija Viktoria, que supuestamente habría comenzado cuando esta tenía 16 años. En 1914 fueron descubiertos por una criada teniendo relaciones sobre el heno del granero, y ambos fueron condenados a prisión. La sentencia de Andreas fue de un año, mientras que Viktoria solo estuvo un mes presa. Desde entonces, los rumores de que Andreas era el padre de Josef, fueron imparables.

Si bien en el registro constaba que el progenitor de Josef era un tal L.S. en un principio Lorenz Schlittenbauer negó su paternidad, acusando a Andreas de ser el verdadero padre. Posteriormente admitiría ser el padre para tiempo más tarde volver a la versión inicial.

Los investigadores también descubrieron que Viktoria pretendía demandar a Schlittenbauer por la manutención de su supuesto hijo Josef. Esto, además de las implicaciones financieras que podía tener para Lorenz, chocaba con la nueva vida que llevaba, puesto que se había casado y acababa de tener un hijo, que desgraciadamente había muerto poco después.

Era bastante probable que después de toda la historia personal que unía a Lorenz Schlittenbauer con la familia Gruber,y no queriendo hacerse cargo de la manutención de un niño que ni siquiera sabía si era suyo, este hubiera decidido vengarse personalmente y de forma definitiva de todos ellos.

El comportamiento de Schlittenbauer fue bastante sospechoso desde el descubrimiento del crimen y llamó la atención de los otros dos hombres que le acompañaban. Para empezar, Schlittenbauer no pareció inmutarse ante la sorpresiva visión de los cadáveres en el granero. Según los testigos, el perro de la familia parecía tenerle una aversión especial. Para estupor de todos los presentes, Lorenz estuvo moviendo los cuerpos de la familia Gruber sin ningún tipo de miramiento, antes de que llegara la policía. Al ser cuestionado por su comportamiento, él se limitó a decir que estaba “buscando a su hijo”. Schlittenbauer además demostró un inusual conocimiento de la granja.

Por todo esto, la policía le interrogó extensamente, pero nunca encontraron evidencias suficientes que le relacionaran con el crimen por lo que nunca fue detenido.

Aunque oficialmente estaba libre de toda culpa, una vez más la justicia popular recorrió sus propios caminos paralelos, y es que antes de su muerte en 1941, Lorenz Schlittenbauer interpuso y ganó varias demandas civiles por calumnias ante numerosos vecinos que se referían a él como “el asesino de Hinterkaifeck”.

Una de las teorías más rocambolescas que se han usado para intentar resolver los asesinatos de Hinterkaifeck implica de nuevo a Viktoria y a otro de sus compañeros sentimentales, esta vez su marido, Karl Gabriel. Si bien a Gabriel se le había dado por muerto en las trincheras francesas de la 1ª Guerra Mundial, su cuerpo jamás había sido encontrado y por lo tanto nunca había recibido sepultura. A partir de estos hechos, empieza la fantasía y la imaginación.

Según esta teoría, Karl Gabriel no habría muerto en combate, si no que había fingido su propia defunción para librarse de su esposa. Tiempo después, había cambiado de opinión y regresado a casa, pero al llegar, y antes de presentarse ante Viktoria, descubrió que su viuda y LorenzSchlittenbauer estaban ahora muy unidos. Karl no había podido soportar los celos que, unidos al shock de los acontecimientos vividos en la guerra, detonaron en un frenesí asesino que acabó con todos los miembros de la familia Gruber.

No obstante, la mayoría de sus camaradas soldados afirmaron haberlo visto morir en las trincheras y sus informes fueron creídos por la policía.

La violencia de grupos extremistas, tanto de izquierdas como de derechas, que asolaba la Alemania del periodo 1921-1933 también fue usada como posible causa de los asesinatos de Hinterkaifeck. Hasta que Adolf Hitler subió al poder y suprimió toda oposición política al nazismo, ambos nazis y comunistas libraron una guerra de guerrillas repleta de sangrientas luchas callejeras y asesinatos. Si bien no hay ninguna evidencia que vincule a Andreas Gruber con alguna inclinación política, los partidarios de esta teoría sospechan que su aislada granja pudo funcionar como escondite, punto de reunión o almacén de armas para algún grupo armado, lo que habría instigado las represalias de sus oponentes.

Como puedes ver, teorías hay tantas como investigadores que se han interesado por el caso, pero para no aburrirte obviaré las que no conducen a ningún sitio.

No me gustaría, sin embargo, pasar por alto el libro que en 2017 escribieron Bill James y su hija Rachel McCarthy James y que lleva por título “The man from the train”. Ellos afirman que un hombre llamado Paul Mueller es el responsable de los asesinatos de Hinterkaifeck. Mueller fue el único sospechoso en el asesinato de una familia en el estado de Massachussets y los autores del libro le creen responsable de docenas de asesinatos. Para ello se basan en una exhaustiva búsqueda en los archivos de los periódicos estadounidenses. El asesinato de la familia Gruber guarda algunas similitudes con los crímenes cometidos por Mueller en los Estados Unidos: asesinato de una familia entera en una propiedad aislada, usar como arma del crimen el borde cortante de una herramienta de granja y la aparente ausencia del robo como móvil del crimen.

Los James sospechan que Mueller, descrito como un inmigrante de origen alemán, tuvo que huir de América con destino a su país de origen cuando tanto investigadores privados como periodistas se empezaron a percatar de las similitudes entre los distintos casos, lo que tuvo lugar tras el terrible asesinato de dos familias en una misma noche en Colorado, seguido de otro caso similar semanas después en la vecina Kansas.

Los autores no dudan en afirmar que es una posibilidad remota, pero también creen que “no hay ninguna razón real para creer que no es él”.

A lo largo de la investigación, el inspector Reinsgrubrer y sus detectives interrogaron a más de cien sospechosos, tanto residentes como transeúntes, pero nunca presentaron cargos contra ninguno.

Las armas del crimen, que recordemos no habían sido encontradas en el escenario del crimen, no fueron halladas hasta un año después de los crímenes, cuando la granja, que nadie se atrevería a habitar jamás, fue demolida hasta los cimientos para que no se convirtiera en un permanente recordatorio del horror que allí había ocurrido. En el lugar se erigió un santuario que sobrevive hasta nuestros días.


Santuario cerca del sitio donde se hallaba la granja de la familia Gruber. Fuente Wikipedia

Los cuerpos decapitados de los Gruber fueron enterrados en la ciudad de Waidhofen, en cuyo cementerio todavía es visitable un monumento en su honor. Las cabezas de la familia nunca fueron recuperadas y se perdieron para siempre en el caos de la Segunda Guerra Mundial.

El caso se cerró por primera vez en 1955, sin embargo, volvió a abrirse en 1986 basándose en la aparición de nuevas pistas que, de nuevo, no fueron de utilidad para resolver el caso.

Ya en 2007 los alumnos de la Academia Policial de Fürstenfeldbruck se propusieron desentrañar todos los misterios que plantean los asesinatos de Hinterkaifeck usando las técnicas modernas de investigación. La conclusión a la que llegaron seguro que no te sorprende pues declararon al caso como imposible de resolver por completo, debido básicamente a la falta de pruebas que las técnicas de investigación de la época aportaron. Las pocas evidencias que se recolectaron de la escena, se han perdido para siempre y los sospechosos y testigos están todos muertos.

Aun así, los estudiantes dieron con un sospechoso principal cuyo nombre prefirieron mantener en el anonimato como muestra de respeto a los familiares que aún viven.

Tras todos los interrogantes que nos dejan los asesinatos de Hinterkaifeck, lo único que nos queda claro es que el autor o autores no pagaron por sus crímenes y jamás lo harán.

Ahora me gustaría saber tus opiniones ¿Qué sospechoso te parece el más probable? ¿Qué pretendía el asesino viviendo en la misma casa que sus víctimas? ¿por qué se preocupó por el bienestar de los animales de la granja?

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