Asesinatos del lago Bodom
- David CM
- 19 mar 2022
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 30 may 2022
Tras el estrepito y los gritos desesperados, el silencio volvió a apoderarse de la orilla del lago. Mientras se desvanecĆa en la oscuridad de la inconsciencia, Nils Gustafsson atisbó por Ćŗltima vez la silueta de su agresor alejĆ”ndose satisfecho. Su mente solo acertaba a preguntarse Āæpor quĆ© a nosotros?
Ajeno a lo que habĆa ocurrido allĆ unas horas antes Esko Oiva Johansson paseaba por la orilla del lago con la mente puesta en sus Ćŗltimos trabajos de carpinterĆa, cuando se topó con el horror: cerca de la orilla, dos tiendas de campaƱa yacĆan destrozadas y ensangrentadas, a su lado y parcialmente cubiertos por ellas, cuatro jóvenes cadĆ”veres. Esko se acercó sumido en la mĆ”s profunda estupefacción. Su sorpresa fue aĆŗn mayor cuando se percató de que uno de los chicos aĆŗn luchaba contra la guadaƱa de la muerte.
Cuando la policĆa hizo acto de presencia, no podĆan dar crĆ©dito al espectĆ”culo de caos y sangre que se exhibĆa ante sus ojos. El 5 de junio de 1960, la tranquila orilla del lago Bodom, a unos 22 kilómetros al oeste de Helsinki, se habĆa convertido en el escenario de lo que con el tiempo serĆa considerado uno de los crĆmenes mĆ”s famosos de la historia de Finlandia.
Mientras Nils Wilhelm Gustafsson de 18 aƱos y Ćŗnico superviviente va camino del hospital, los investigadores identifican a las demĆ”s vĆctimas: Maila Irmeli Bjƶrklund de 15 aƱos y novia de Nils, estĆ” desnuda de cintura para abajo y presenta numerosas puƱaladas, el asesino se cebó especialmente con ella; aĆŗn dentro de su tienda y tambiĆ©n apuƱalados repetidas veces yacen los cadĆ”veres de la otra pareja, Anja Tuulikki MƤki tambiĆ©n de 15 aƱos y Seppo Antero Boisman de 18.

El escenario del crimen es invadido por los investigadores, que patean la orilla del lago con escaso éxito. La zona del crimen no es acordonada y muchas pruebas se perderÔn para siempre. Entre ellas las mÔs importantes: las armas del crimen. Los cadÔveres presentan heridas de arma blanca y de un objeto romo. El asesino cortó las cuerdas de las tiendas, y en el caos de gritos y esfuerzos por defenderse, apuñaló a los adolescentes hasta la muerte. Solo uno de los cadÔveres presenta heridas post mortem: Maila Irmeli, la novia de Nils.

Si lo que encuentran los policĆas es desconcertante, no lo es menos lo que no encuentran. El asesino se ha llevado consigo objetos que parecen aleatorios: las llaves de las motos de Nils y Seppo, pero no las motos; la chaqueta de cuero de Seppo y las carteras de todos ellos. ĀæUn robo que salió mal? Uno de los zapatos de Nils se encuentra escondido en unos matorrales a quinientos metros del campamento. Demasiadas preguntas, muy pocas pruebas, un solo testigo.
Nils Gustafsson recupera finalmente la consciencia. Sufre una conmoción cerebral y fracturas en la mandĆbula y varios huesos de la cara, pero ha sobrevivido al peor dĆa de su vida. El pobre muchacho cree haber superado su peor pesadilla, pero cuando la muerte golpea y esquivas el golpe, se cobrarĆ” su venganza de una forma o de otraā¦

Los policĆas, aferrĆ”ndose a su Ćŗnico testigo, someten a Nils a todo tipo de preguntas. Recurren incluso a la hipnosis. Gracias a ello, el chico ve entre las brumas de su ensoƱación a un hombre alto y rubio con ropas negras y rojas avanzar hacia ellos en la semioscuridad de la noche. El maltrecho cerebro de Nils no es capaz de recordar mucho mĆ”s y los investigadores se ven sumergidos en unas aguas mĆ”s profundas que las del propio lago Bodom.

Tras aƱos de frustraciones y callejones sin salida, comienzan a emerger nombres de sospechosos:
Pentti Soininen
Su compaƱero de celda le miraba sin creerse del todo lo que acababa de salir de su boca. Soininen solĆa ser muy crĆptico en sus afirmaciones, la mayorĆa de las veces apenas comprendĆa lo que le decĆa.
-Yo maté a los chicos del lago Bodom- volvió a repetir Soininen muy serio.
El otro preso trago saliva y miró a los ojos de aquel hombre de mantenimiento que salĆa y entraba de la cĆ”rcel sin apenas tiempo de saborear la libertad. En las tinieblas de la celda, su rostro era apenas visible, pero Soininen parecĆa sobrio y sincero. MaƱana se lo dirĆa al primer guardia que encontrara.
La policĆa le interrogó a la maƱana siguiente y Soininen volvió a repetir lo mismo que le habĆa contado a su compaƱero. En la Ć©poca de los crĆmenes Ć©l tenĆa 15 aƱos y vivĆa cerca del lago. Su confesión, sin embargo, no entusiasmo demasiado a los investigadores. Su estado mental estaba bastante deteriorado. El consumo de drogas y alcohol tampoco ayudaba. Su largo historial incluĆa robos, asaltos y atracos, pero ĀæserĆa capaz tambiĆ©n de asesinar a tres adolescentes y dejar a otro malherido? La policĆa concluyó que no.
Soininen continuó encerrado, para alivió del resto de la población. Su conciencia le martilleaba con la culpa y su mente ya no sabĆa distinguir entre verdad y simple alucinación. Para Ć©l, esta situación solo tenĆa una salidaā¦
Para cuando llegó el viernes 6 de junio de 1969, Soininen tenĆa todo preparado. Se cumplĆa el noveno aniversario de los asesinatos del lago Bodom y no habĆa mejor fecha para culminar su plan. Cuando la comitiva de presos que le trasladaba a otra cĆ”rcel se detuvo en la estación de transporte de prisioneros de Toijala, Soininen sabĆa que esa era su Ćŗltima parada. Cuando por fin le dejaron solo, sacó la soga casera que habĆa fabricado y tras sujetarla firmemente en las rejas, la enrolló alrededor de su cuello. Mientras sentĆa cada fibra de ella apretando su garganta vislumbró a duras penas unas imĆ”genes que no tenĆa claro ya si eran verdad o producto de su maltrecha mente. Se vio a si mismo hundiendo el cuchillo en la carne de Maila, Anja, Seppo y Nils. Sangre, golpes y gritos. Poco despuĆ©s silencio y oscuridad.
Valdemar Gyllstrƶm
El largo trago de licor calentó sus entraƱas y le envalentonó. Alguien debĆa enseƱar a esos malditos campistas que el lago no era suyo. Gyllstrƶm escogió las piedras mĆ”s grandes que pudo encontrar y con sigilo se acercó a las tres tiendas azules que habĆa cerca de la orilla. Encolerizado lanzó los pedruscos hacia su objetivo y salió disparado de allĆ. Los aƱos de alcoholismo crónico no ayudaban a su estado de forma, pero consiguió huir sin ser visto. Solo habĆa sido una advertencia, pero todos en los alrededores sabĆan de su temperamento.
Tirar rocas a los campistas estaba bien, pero nada podĆa compararse al terror que causaba cuando en plena noche se acercaba a los campamentos y cortaba las cuerdas de las tiendas de campaƱa. La confusión y los gritos de los jóvenes a los que asustaba le hacĆan doblarse de risa. Gyllstrƶm sabĆa que los campistas del lago Bodom eran lo que sustentaba el quiosco que regentaba, pero su odio hacĆa ellos era visceral, nacĆa de sus entraƱas y se avivaba con el alcohol que regaba sus venas.
Esa noche tocaba cena con sus vecinos. Valdemar Gyllstrƶm era consciente de que todos en la zona le consideraban un demente y muchos le temĆan, incluida su esposa, pero, para variar, estaba bien beber acompaƱado. Bien entrada la noche y en un arrebato inesperado Gyllstrƶm confesó iracundo:
-Ā”Yo les matĆ©! Ā”Yo acuchillĆ© y golpeĆ© a esos niƱos a orillas del lago! Ā”Y volverĆa a hacerlo sin dudarlo! Alguien tiene que deshacerse de esos desgraciados.
Su voz resbalaba por el alcohol, pero sus vecinos le creĆan muy capaz de hacerlo. Algunos incluso le habĆan visto venir del lago la noche del crimen, aunque jamĆ”s se lo habĆan dicho a la policĆa. Estaban aterrados. Sonrisas nerviosas se dibujaron en sus caras, mientras su esposa se llevaba el vaso a los labios en silencio.

Esta confesión llegó a oĆdos de los investigadores, que registraron la casa de Gyllstrƶm sin Ć©xito. El Hombre del Quiosco, como era conocido en los alrededores, no se inmutó, tenĆa claro que nadie jamĆ”s irĆa a registrar el pozo que poco despuĆ©s del crimen habĆa cegado con cemento en el patio de su casa. Gyllstrƶm tenĆa ademĆ”s una coartada solida pues su esposa confirmó haber pasado la noche en la cama junto a Ć©l.
Dos asesinos confesos de los asesinatos del lago Bodom. Dos personas mentalmente inestables y con problemas de alcoholismo. Ninguna prueba en su contra. La investigación estaba en punto muerto.
Para cuando llegó 1969 la mente de Valdemar Gyllstrƶm era un caos. Su alcoholismo no habĆa remitido y su ira tampoco. Cierto dĆa el Hombre del Quiosco se internó en las frĆas aguas del lago Bodom. Poco a poco fue sintiendo el lĆquido empapando sus ropas. La suave brisa ondulaba lentamente la superficie del lago. Para cuando empezó a hundir su cabeza Gyllstrƶm tenĆa la mente en blanco, era como si la pelĆcula de su vida se negara a reproducirse. Una vez sumergido por completo sus ojos se perdieron en la oscuridad verdosa del lago. Se dejó llevar hasta el fondo sin ofrecer resistencia. En la superficie, unas diminutas pompas de aire anunciaban el cuerpo que se sumergĆa. Poco despuĆ©s la calma regresó al lago. Nunca nadie sabrĆ” si,sobrio o ebrio, Valdemar Gyllstrƶm habĆa acabado con su vida.
AƱos despuĆ©s, en su lecho de muerte, la Sra. Gyllstrƶm confesó la verdad: su marido habĆa pasado la noche de los crĆmenes fuera de casaā¦
Hans Assmann
Era una maƱana tranquila la del 6 de junio de 1960 en el Hospital QuirĆŗrgico de Helsinki. Nadie sabĆa nada sobre lo que habĆa ocurrido de madrugada en el lago Bodom. Todo cambiarĆa, sin embargo, cuando un hombre alto y rubio entró por la puerta. Estaba visiblemente alterado y sus ropas cubiertas por manchas rojizas. Las enfermeras intentaron calmarle sin Ć©xito, exigĆa ser atendido de inmediato. Fingió perder la consciencia en varias ocasiones hasta que por fin fue reconocido por un mĆ©dico. Una revisión a fondo reveló que no tenĆa enfermedad alguna, pero destapó evidencias que hicieron sospechar al doctor. AdemĆ”s de las manchas rojas y su comportamiento irracional, el sujeto tenĆa las uƱas manchadas de tierra.

Alertados por el mĆ©dico, los policĆas se personaron en el hospital. Teniendo en cuenta que ya estaban enterados del descubrimiento de los cadĆ”veres, esta podĆa ser una pista crucial en la investigación. Una vez allĆ, los investigadores descubrieron que Hans Assmann habĆa mentido sobre su identidad, actuado de forma sospechosa y errĆ”tica y que ademĆ”s parecĆa estar cubierto de restos biológicos. Aun asĆ, tras comprobar su coartada y verificar que vivĆa lejos del lago Bodom, le dejaron ir sin mayor oposición, a pesar de las protestas del mĆ©dico que aseguraba que aquella sustancia roja que cubrĆa sus ropas era sangre.
Tiempo despuĆ©s del incidente en el hospital, Assmann se enteró por la prensa de que unos chicos que observaban aves en el lago Bodom la madrugada del asesinato, habĆan visto salir de los matorrales cercanos a la orilla a un hombre alto y rubio, lo que confirmaba lo dicho por el Ćŗnico superviviente Nils Gustafsson. Assmann no se lo pensó dos veces antes de afeitarse su pelo rubio para alejar las sospechas de su persona.
A pesar del poco interĆ©s que la policĆa ha mostrado siempre por Ć©l, Hans Assmann es considerado como uno de los principales sospechosos de los asesinatos del lago Bodom. Este autoproclamado agente del KGB soviĆ©tico e integrante del ejĆ©rcito alemĆ”n en la Segunda Guerra Mundial, ha sido acusado por varios investigadores como el mĆ©dico Jorma Palo y el ex detective inspector jefe Matti Paloaro, no solo de asesinar a los tres adolescentes del lago, si no de otros crĆmenes no resueltos en Finlandia, como el asesinato de Kyllikki Saari en Isojoki y el asesinato doble en Tulilahti.
Nils Gustafsson
Tuvieron que pasar cuarenta y cuatro aƱos para que la policĆa hiciera el primer arresto relacionado con los asesinatos del lago Bodom. Mucho tiempo habĆa transcurrido, pero Finlandia no habĆa olvidado que el asesino de aquellos adolescentes podĆa seguir suelto impunemente. Todo esto pesaba en las mentes de los policĆas que en marzo de 2004 esperaban órdenes frente a la casa de Nils Gustafsson. TenĆan claro que lo que estaba a punto de ocurrir sacudirĆa la nación.
Ajeno a esto, el Sr. Gustafsson disfrutaba de su jubilación, tras una vida al volante de un autobĆŗs. DespuĆ©s de aƱos de esfuerzo y gracias al apoyo de su esposa y sus dos hijos, parecĆa haber dejado atrĆ”s la funesta noche en la que habĆa luchado por su vida mientras veĆa morir a Maila, Anja y Seppo. Pero cuando los agentes entraron en su casa para arrestarle, la pesadilla volvió nĆtida a su mente.

En un giro que desconcertó a la opinión pĆŗblica, la fiscalĆa acusaba a Nils del asesinato de sus tres compaƱeros. La policĆa declaró haber estado detrĆ”s de Gustafsson desde el principio, pero necesitaban pruebas que le incriminaran de forma directa. Esas pruebas fueron reveladas en el juicio, que comenzó el 4 de agosto de 2005, y provenĆan del ADN encontrado en el zapato de Nils, o para ser exactos, del ADN que no encontraron en el zapato. Puesto que no se habĆan hallado rastros de la sangre del dueƱo del zapato, pero sĆ de todas las demĆ”s vĆctimas, la policĆa deducĆa que Gustafsson habĆa acuchillado a sus compaƱeros de acampada hasta la muerte.
SegĆŗn la acusación, Gustafsson se habrĆa emborrachado y llevado por los celos comenzó una discusión con su novia Maila Irmeli. En un momento dado, Seppo Boisman se habrĆa metido en la disputa, lo que derivó en una pelea entre los dos chicos. A resultas de este enfrentamiento, que Boisman habrĆa ganado, Gustafsson acabó con su mandĆbula fracturada y otros huesos de la cara rotos. Cegado por la ira, los celos y el alcohol, Nils habrĆa acuchillado a los demĆ”s, ensaƱƔndose especialmente con el cuerpo sin vida de su novia. DespuĆ©s se habrĆa auto asestado unas cuantas puƱaladas para parecer otra de las vĆctimas y habrĆa escondido sus zapatos y el resto de evidencias como pudo.

La defensa por su parte argumentó que debido a las graves heridas que presentaba Gustafsson cuando fue encontrado le hubiera sido imposible atacar a sus compañeros y mucho menos andar la distancia necesaria para esconder su zapato y hacer desaparecer el resto de evidencias. AdemÔs, los chicos que observaban aves en otra parte del lago Bodom dijeron haber visto a una persona abandonar la escena del crimen.
Aunque la acusación pedĆa cadena perpetua para Nils Gustafsson, el dĆa 7 de octubre de 2005 fue liberado de todos los cargos. Por si fuera poco, el estado finlandĆ©s debió pagarle 44.900⬠por los daƱos psicológicos a causa del largo tiempo de detención.
Si bien fue declarado inocente, las sospechas sobre su nombre jamĆ”s desaparecerĆ”nā¦
El caso aĆŗn sigue abierto, aunque nadie confĆa en que se resuelva jamĆ”s. El misterio permanecerĆ” oculto para siempre en las brumas del tiempo y solo las aguas del lago sabrĆ”n quien fue en realidad el ejecutor de los asesinatos del lago Bodom.
ĀæQuiĆ©n es para ti el mĆ”s culpable entre los sospechosos? ĀæCrees que el asesino estĆ” entre los nombres que barajó la policĆa o serĆ” alguien mĆ”s? DĆ©jame tus opiniones al respecto del caso en los comentarios.