Un frío día de febrero en las afueras de Filadelfia, un cazador revisa ensimismado las trampas que dejó la tarde anterior dispersas por el bosque. Apenas repara en una gran caja de cartón medio escondida entre unos arbustos hasta que prácticamente se tropieza con ella. Algo en la caja le llama la atención. Aunque un mal presentimiento le cruza por la mente, la curiosidad es más fuerte y decide investigar. Dentro hay algo parecido a un muñeco, desnudo y envuelto en una manta. Sin embargo, el hombre pronto se da cuenta de que aquello no es un muñeco, si no el cadáver de un niño, pero en vez de llamar de inmediato a la policía se pone nervioso, pues estaba cazando sin licencia, y se aleja del lugar sin mirar atrás.
Tres días después, el 25 de febrero de 1957, la caja sigue en el mismo sitio, pero esta vez el hombre que la encuentra avisa a la policía. Lo que encuentran los investigadores marcaría para siempre a todos los que lo vieron y dejaría una amarga huella en la ciudad y en todo el país. El niño, de unos cuatro años, presenta signos de haber sido maltratado y está desnutrido. Sin embargo, y para sorpresa de la policía, el cadáver ha sido lavado y tanto su pelo como sus uñas han sido cortadas recientemente. Además, el cuerpo del niño está cubierto por cicatrices, algunas de ellas quirúrgicas, como las de su tobillo, ingle y mandíbula.
Al no conocer la identidad del pequeño, tanto investigadores como prensa comienzan a referirse a él como El niño de la caja. Pronto el caso toma notoriedad en la ciudad pues la policía necesita conocer el nombre del niño para buscar a la familia, y para ello nada mejor que involucrar a los periódicos de la zona como el The Philadelphia Enquirer que imprime 400.000 folletos con la imagen del niño retocada como si estuviera aún con vida y las distribuye por la zona.
La autopsia determina como causa de la muerte un traumatismo por fuerza contundente. También se revela que el corte de pelo fue realizado post mortem pues el cabello estaba aún sobre su cuerpo. Su peso cuando fue hallado era de tan solo 13,6 kg. Además de las pequeñas cicatrices, la autopsia se encuentra con que El niño de la caja presenta hematomas por todo el cuerpo y señales de haber estado sumergido en agua algún tiempo.
Al parecer el pequeño murió unos días antes de que se hallara el cadáver, pero no se pudo determinar cuando exactamente pues las bajas temperaturas que se registraron en la zona ralentizaron el proceso de descomposición.
Los investigadores identificaron la caja en la que se encontró el cadáver del niño como la de una cuna vendida en los almacenes J.C. Penney. Se intenta tirar de ese hilo para encontrar un nombre, pero la mayoría de los clientes habían pagado en efectivo y los que se presentaron en la comisaría a la llamada de la policía, fueron rápidamente descartados.
Lo que la policía creía que iba a ser una investigación rápida, se estaba complicando al no conocer aún la identidad del pequeño. Los esfuerzos no obstante continuaban y la escena del crimen fue peinada una y otra vez por unos 270 reclutas de la academia de policía que recabaron varias pruebas que desafortunadamente no llevaron a nada. Llegaron incluso a distribuir una fotografía post-mortem del niño, completamente vestido y sentado, como hubiera lucido cuando estaba vivo, con la esperanza de que alguien le reconociera, pero todos los esfuerzos fueron en vano.
En un principio El Niño de la caja fue enterrado en una fosa común y allí quedaría hasta décadas después. Si bien el caso había llegado a un callejón sin salida, muchos de los investigadores que trabajaron en el, lo seguían teniendo muy presente, y para la policía de Filadelfia era una asignatura pendiente de la que nadie se olvidaba. Pero para que el caso avanzar aún faltaban más de sesenta años...
Como te puedes imaginar, muchas han sido las teorías que han surgido para intentar explicar el fatal destino del niño, algunas rocambolescas, otras más plausibles, pero todas hipótesis, que por supuesto están sin confirmar. Entre las más aceptadas tenemos a una que implica una casa de acogida situada a unos 2,5 kilómetros del lugar donde se halló el cadáver.
En 1960 Remington Bristow, un empleado de la oficina del forense que se obsesionó con El niño de la caja hasta su muerte en 1993, contactó con una médium de Nueva Jersey. Una vez en el lugar donde se descubrió el cuerpo, ella llevó a Bristow directamente hasta la casa de acogida. Él, obviamente, no tenía una orden para registrar la casa, así que espero hasta una venta de bienes que se organizó allí para investigar. Una vez dentro, Bristow descubrió una cuna como la de la caja donde había sido abandonado el niño. También descubrió sábanas como las que cubrían su cuerpo.
Bristow entonces llegó a la conclusión de que el pequeño era hijo de la hijastra del director del hogar de acogida y que se habían desecho de su cuerpo para que la hijastra no fuera expuesta como madre soltera. No obstante, la policía estableció que todos los niños de la casa estaban localizados y un nuevo examen confirmó que la familia no estaba implicada de ninguna manera.
Esta pista, que parecía haber llegado a un callejón sin salida, tendría un nuevo capítulo en 1998 cuando el teniente de la policía de Filadelfia Tom Augustine (que estuvo a cargo de la investigación en su momento) y algunos miembros de la Vidocq Society (un grupo de policías y perfiladores retirados) entrevistaron al hombre que dirigía el hogar de acogida y a su hijastra, con la que se había terminado casando. Una vez más, esta línea de investigación se terminó cerrando pues no se pudo encontrar nada incriminatorio.
Otra de las teorías más famosas tiene que ver con una mujer conocida como Marta o simplemente M. Esta línea de investigación surgió en 2002 gracias a la propia Marta, que acusaba a su propia madre de haber adquirido y asesinado al conocido como El niño de la caja. La policía consideró entonces su historia como plausible, aunque no las tenían todas consigo debido al historial de enfermedades mentales que presentaba la mujer.
M dijo que su madre y su padre adquirieron al niño de sus padres naturales el verano de 1954, tras lo cual habría sido golpeado hasta la muerte y su cadáver abandonado dentro de una caja a las afueras de la ciudad. Aunque lo intentaron, los policías no fueron capaces de verificar su historia y los vecinos que tuvieron acceso a la casa de Marta durante ese periodo negaron que allí hubiera ningún niño pequeño, calificando de ridículas las acusaciones de la mujer.
El artista forense Frank Bender fue el encargado de dar voz a una de las teorías más arriesgadas, pues propuso que el menor había sido criado como una niña. El corte de pelo no profesional, que parecía haber sido realizado de forma apresurada, era la base de su teoría. A esto se añadían las cejas del cadáver que, según Bender, parecían haber sido perfiladas. En 2008, el artista lanzó un bosquejo de El niño de la caja con el pelo largo para que coincidiera con los mechones de pelo encontrados en su cuerpo. No hubo identificación positiva.
En 2016 salió a la luz otra ilusionante línea de investigación de la mano de los escritores Jim Hoffmann y Louis Romano, quienes creyeron tener una posible identificación en la ciudad de Memphis en la que llevaban trabajando ya dos años. Los escritores pidieron una comparación de ADN entre la familia de la que ellos sospechaban y El niño de la caja. La prueba llegó en enero de 2014 a la policía de Filadelfia quienes confirmaron que investigarían las pistas recibidas, pero que antes debían hacer una investigación más profunda en esa conexión con Memphis, antes de comparar el ADN.
Fue ya en 2017 cuando el sargento de homicidios Bob Kuhlmeier confirmó que el ADN obtenido del hombre de Memphis había sido comparado con el del niño, pero que desafortunadamente no existía ninguna conexión.
Otras teorías identifican al niño como un refugiado húngaro que llegó a Estados Unidos tras la revolución de su país en 1956. Se habla también de que el pequeño puede ser hijo de unos feriantes a los que se las habían muerto varios hijos en extrañas circunstancias... Decenas de teorías que dejan muchos cabos sueltos y no ayudan a determinar quién y por qué fue asesinado el pequeño desconocido.
Como ya escribí antes, El niño de la caja había sido enterrado en una fosa común, pero esto iba a cambiar en 1998. Ese año fue exhumado y vuelto a enterrar en el cementerio de Ivy Hill, que donó un gran terreno para el entierro. Tanto el ataúd, como la lápida y el servicio funerario fueron un donativo de un hombre cuyo padre había enterrado al niño en 1957. Desde entonces, los habitantes de la ciudad han mantenido la tumba decorada con flores y juguetes. En la gran lápida que fue instalada aquel año se podía leer: “El niño desconocido de América” y debajo una placa con la inscripción “Padre celestial, bendice a este niño desconocido”.
Para cuando llegó 2023, año en el que el niño habría cumplido setenta años, esas placas debieron ser cambiadas. Y todo por los descubrimientos que habían tenido lugar meses antes...
El 30 de noviembre de 2022 el caso iba a dar un vuelco que pocos esperaban ya. Ese día, el Departamento de Policía de Filadelfia anunció en rueda de prensa que había por fin identificado al niño de la caja gracias al ADN genealógico y a la genealogía genética investigativa. Los investigadores anunciaron también que en las siguientes semanas serían capaces de dar una importante actualización del caso.
Y efectivamente el 8 de diciembre de 2022 el mundo pudo finalmente poner nombre al niño desconocido de América: Joseph Augustus Zarelli, nacido el 13 de enero de 1953 y que contaba con cuatro años de edad cuando falleció.
La serie de acontecimientos que llevo a los investigadores a conocer el nombre de Joseph comenzó cuando un primo suyo introdujo su ADN en una base de datos pública. Posteriormente se pidió a la madre de esa persona (prima hermana de Joseph Augustus Zarelli) que enviara su perfil genético a GEDmatch (un servicio en línea que compara archivos de ADN autosómico de diferentes compañías de pruebas). Ella accedió, permitiendo a los investigadores identificar a los padres del niño. Tras esto se dictó una orden judicial para obtener el certificado de nacimiento, revelando así el nombre del niño, que fue verificado con pruebas de ADN.
En la rueda de prensa de diciembre de 2022 en la que se reveló la identidad de El niño de la caja se anunció que ambos progenitores habían fallecido. Joseph, sin embargo, aún conservaba algunos medio hermanos vivos y por respeto a ellos no se iba a revelar el nombre de sus padres.
Este secreto pronto dejaría de serlo pues en enero de 2023 el The Philadelphia Inquirer descubrió y reveló el nombre de ambos: Augustus John Zarelli (conocido como “Gus”) y Mary Elizabeth Plunkett (Conocida como “Betsy”).
Todos estos descubrimientos, no obstante, no acercaban a los investigadores al autor del asesinato de Joseph Augustus Zarelli. En este sentido, el jefe de la unidad de homicidios de la policía de Filadelfia Jason Smith, anunció el lugar donde había vivido Joseph: en el área entre la calle 61 y Market Street. Smith añadió que “el niño vivió hasta los cuatro años así que debe haber alguien, quizás otro miembro de la familia que aún no ha querido darse a conocer, probablemente un vecino que recuerde haber visto al niño y pueda decirnos qué estaba ocurriendo en esa casa particular”.
El jefe de homicidios reveló además que “tenemos nuestras sospechas sobre quien pudo ser el responsable”, si bien no quiso compartirlas pues “sería irresponsable” ya que el caso “sigue siendo una investigación criminal activa y en curso”. Dicho esto, el propio Jason Smith reconoció que debido a la antigüedad del caso sería “una batalla cuesta arriba determinar definitivamente quién causó la muerte de este niño”, lo cual hace que seguramente este caso nuca sea resuelto. Aun así, la policía no pierde la esperanza y ofrece una recompensa de 20,000 $ para quien pueda facilitar alguna información adicional que conduzca al arresto definitivo del asesino (o asesinos) del pequeño Joseph.
Si bien conocer finalmente la identidad de El niño de la caja ha sido un gran paso en la investigación y cerrar al menos un capítulo doloroso para todos los que estuvieron en algún momento implicados en ella, todo parece indicar que quien cometió esta atrocidad contra el indefenso Joseph Augustus Zarelli jamás será juzgado, lo que nos deja con un cierto sabor agridulce.
Es ahora momento para conocer tu opinión ¿por qué fue asesinado Joseph? ¿Crees que alguna vez se resolverá el caso? ¿Te convence alguna de las teorías expuestas o tienes alguna propia? Déjame tus comentarios abajo.
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